Periodismo en zonas de conflicto
A finales de mayo, el Salón de Actos del Edificio Larra acogió un encuentro sobre la compleja y peligrosa tarea de informar en zonas de conflicto. La cita se centró en analizar cómo es el trabajo de los periodistas que a día de hoy narran la guerra Rusia-Ucrania. Pero también puso el foco sobre la delicada situación que vive el corresponsal de The Wall Street Journal Evan Gershkovich, detenido en Rusia en marzo.
El evento contó con la presencia de dos profesionales que acumulan décadas de experiencia trabajando en zonas conflictivas: David Luhnow, responsable de The Wall Street Journal en el Reino Unido y anterior responsable de América Latina para el diario, y el fotoperiodista de The Associated Press Bernat Armangué, que ha cubierto el conflicto Israel-Palestina, el éxodo Rohingya a Bangladesh, el regreso de los talibanes al poder en Afganistan, y la guerra en Ucrania, trabajo este último por el que ha ganado un premio Pulitzer en 2023.
Moderado por la periodista Marta García Aller, el mano a mano de estos dos profesionales arrancó con un testimonio muy personal de David Luhnow. Según explicó, justo antes de volar a Madrid, él y su hijo se habían sentado a escribir una carta a Evan. En ella le contaban cosas sencillas de su día a día, hechos aparentemente sin importancia cuando disfrutas de libertad, pero que pueden ser un balón de oxígeno vital si estás encerrado en una celda de 12 m2. «Demuestran que no se han olvidado de ti», dijo Luhnow.



Este es uno de los objetivos de la campaña global que ha impulsado el WSJ, que recoge misivas escritas por lectores y compañeros de todos los rincones del planeta, las traduce al ruso y las mandan a Evan a la cárcel moscovita en la que lleva más de tres meses preso.
Evan es el primer periodista estadounidense encarcelado en Rusia desde la Guerra Fría. Fue detenido y acusado de espionaje cuando estaba trabajando en un reportaje en la ciudad de Ekaterimburgo.Tanto las autoridades estadounidenses como The Wall Street Journal han denunciado que se trata de una detención injusta, que Evan no es ningún espía, y que está siendo utilizado como moneda de cambio por el gobierno ruso.
Según explicó Luhnow en el encuentro y en esta entrevista en El País realizada aquel mismo día, con la detención del periodista Moscú trata de conseguir «un dos por uno»: «Canjear a Evan por otras personas», y «congelar la cobertura internacional del país». La realidad es que, tras la detención de Evan, la mayoría de los periodistas internacionales que quedaban en Rusia han abandonado el país.
El encuentro también describió a fondo la complejidad de la cobertura informativa desde un frente de guerra como es el ucraniano. Los protagonistas incidieron en cómo las nuevas tecnologías están cambiando a velocidad de vértigo tanto los riesgos a los que se exponen los periodistas, como las medidas preventivas que deben tomar.
Para Armangué, que ha pasado varios meses en Ucrania este último año, «las guerras modernas exigen tomar una serie de precauciones que a veces son muy complejas, y otras extremadamente básicas». Según explicó el fotógrafo de AP, cuando él y otros compañeros hacen incursiones en el frente ucraniano, introducen sus móviles en unas cajas metálicas Faraday para bloquear todo tipo de señal del teléfono. Es una medida sencilla, pero gracias a la cual pueden salvar la vida pues hoy los ejércitos monitorizan las señales GPS y en los lugares donde se detectan aglomeraciones aumenta considerablemente el riesgo de bombardeo.
Otro peligro recurrente: A veces la población local saca fotos de los periodistas extranjeros cuando hacen su trabajo, y se han dado varios casos en los que se han compartido estas fotos en redes sociales como Telegram o Twitter. “Si se comparte la matrícula de tu coche en Telegram junto con un mensaje de ‘vigila a estos señores que pueden ser espías,’ te expone a situaciones muy tensas en un checkpoint,” aseveró Armangué, agregando que esto no es una situación única de de Ucrania, sino que se repite en otras zonas de conflicto.
Los grandes dilemas, sin embargo, suelen tener una solución menos nítida, reconoció Armangué. ¿Qué hacer cuando el fotógrafo se encuentra con una persona herida y tiene que decidir si hace su trabajo o si ayuda a esa persona? «Ahí no queda más remedio que responder según te mandé el corazón».
El encuentro en Larra tuvo lugar un miércoles, el mismo día de la semana en el que Evan fue detenido. No es casualidad que todos los miércoles los periodistas del WSJ suban posts en sus redes sociales, pidiendo la liberación de Evan, o simplemente recordando cómo es su compañero y amigo.
El post de Luhnow de aquella semana contó con la ayuda de todo el público del Espacio Larra.
Texto: Christopher Bjørk